Nuestros básicos. Barcelona – Por equipo Club Macarfi

¿A qué nos referimos con “nuestros básicos”? Son esos lugares, casi
familiares, donde uno se siente cómodo, conoce al personal, casi puede
reservar por WhatsApp y el ambiente no le supera. No son necesariamente
sitios caros. Impera la cocina casera, algún guiso de morirte y platos
reconocibles. Esos lugares que uno tiene en el radar para ir solo, para
compartir con amigos o para epatar a algunos porque suelen estar fuera de los
recorridos cools o de las listas top.
En Barcelona tenemos varios “básicos”, de diferentes estilos. O muchos porque
suelen ser locales de barrio y normalmente tienen una cierta antigüedad.
Aquí van unos cuantos:
La Cova Fumada. Empezamos con un histórico de la Barceloneta. Es un
mítico del barrio y ha sabido conservar su esencia con el paso de los años.
Ocho mesas compartidas, sin mantel. Pueden coincidir un obrero de la
construcción con su casco y un turista recién desembarcado de un crucero high
level. Todo a gritos y oído y con vino de bota. La bomba es su plato clásico. Un
lugar especial que, por supuesto, no admite reservas.
Flash Flash. Con más de medio siglo de historia, por aquí no pasan los años.
Durante una época fue sede de la gauche divine. Aún queda algo. Público
junior y sénior, corbatas y alternativos. Todo vale para un público fiel que adora
las tortillas y las hamburguesas. Más de cincuenta tortillas en carta; sobresale
la panadera: pan del día anterior, salsa de tomate, queso emmental y
parmesano y dos huevos. Un clásico contemporáneo que sigue entusiasmando
tanto por la comida como por el ambiente. Venerable tortillería, venerable
fidelidad.
Bodega Amposta. Casa de comidas auténtica puesta al día. Decoración retro,
remozada. Popular, con barra, ambiente tabernero, servicio eficiente, platos
reconocibles y menú de mediodía a precio razonable. Aquí impera la mejor
cocina catalana de platos y platillos. Atención a los callos, los garbanzos con
carabineros o los pies de cerdo. Clientela fiel del barrio con incursiones de
otras zonas.
Chichu’s. No tiene antigüedad, pero tiene caché para estar entre nuestros
básicos. Dueño próximo, personal alegre y eficaz y terraza desenfadada con
aire de Saint-Germain-des-Prés que invita a quedarse. Tiene aquello que se
aprecia en una taberna: se puede comer desde una tortilla jugosa o unos
garbanzos con torreznos y huevo frito hasta unas lentejas caviar. Es una lugar
cool de la zona alta donde muchos se conocen y muchos repiten.
Ponsa. Una isla entre los restaurantes de diseño de Enric Granados. Transmite
honestidad. Old look en el interior y terraza sublime en la calle. Camareros a la
antigua y mesas con mantel blanco. Cocina casera en la que cada día de la
semana sirven un plato: rabo de buey los miércoles, paella los jueves, cordero
al horno los viernes… En temporada, angulas a precio razonable. En
ocasiones, mesas con una sola persona, signo de encontrarse a gusto.
Siempre en el radar.
Els Pescadors. En la zona baja del Poble Nou, en una tranquila plaza con
encanto, está una de las terrazas más solicitadas de la ciudad. En el interior,
una antigua taberna marinera reformada con sello propio. Conviven locales con
foráneos. Mantiene la gastronomía de nuestras abuelas, la que nunca ha
pasado de moda. Simpleza a la antigua. No hay que dejar de probar el pescado
al horno con patatas y cebolla. Sabor a mar.
Bilbao. En el corazón de Gracia. Frecuentada por gente del barrio y de otros
por su consagrada fama. Profesionales liberales, diseñadores, publicistas o
curiosos acuden a este restaurante porque se sienten como en casa. Dos
espacios y un altillo, y mucha mesa de compadreo. Personal atento. Cocina de
toda la vida preparada con producto de mercado. El tronco de merluza a la
donostiarra es sublime.
Al final “nuestros básicos” son esos lugares donde uno se siente a gusto y pisa
seguro.

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