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Nuestros básicos los constituyen lugares donde uno se siente como en casa. Con personal que conoce tu nombre, en los que se suele reservar por teléfono. Suele imperar la cocina casera, los buenos platos de cuchara y no son necesariamente lugares con un precio alto. Son aquellos que se tienen en el radar para ir solo o para compartir con amigos y que suelen estar fuera de los recorridos de moda. En Macarfi buscamos aquellas propuestas ‘Donde comen los locales’. Y estas son algunas de ellas en Valencia.
Uno de los clásicos de Valencia desde 1948. Cuenta con tres zonas diferenciadas: un bar de tapas de gran calidad a precios razonables, una casa de comidas para llevar, donde los domingos se hacen colas por sus pollos asados, y un restaurante con producto de nivel. Buena opción también para los fans del «esmorzaret». Se dice que sirven unas de las mejores bravas de la ciudad. El servicio es excelente y la variedad de la bodega muy amplia. No falla.
Restaurante de cocina tradicional en el «barri» de Roca, en Meliana, en plena huerta valenciana. Los productos vegetales proceden de los plantíos cercanos. Combinan arroces, verduras y mar. Platos típicos como el «esgarraet», las croquetas de puchero y arroces poco comunes como el de «fesols i naps» y la paella de «fetge de bou». Su bodega es legendaria gracias a las compras constantes del dueño. Se puede llegar en tren desde la ciudad.
Clásica casa de comidas con más de sesenta años de historia situada junto al palacio del Marqués de Dos Aguas. Aquí se puede degustar una cocina tradicional con los sabores de antaño: sopas, potajes, tortillas, carnes, pescados… Y la especialidad de la casa: el cordero al horno. Cuenta con platos del día, como cocido los jueves o fideuá los viernes. Poca variedad de vinos. Servicio clásico y muy correcto. Interior sencillo decorado con azulejos y fotografías. Para degustar comida casera sin pretensiones pero rica.
Local sencillo y luminoso con terraza. Aquí se combinan tres opciones en una. Se puede tomar el aperitivo, con un vermut y unas gildas de anchoa o salmón marinado. O comer su famoso cocido, con un toque moderno al desgrasarlo. Y, por último, se puede tapear. Las croquetas, la ensaladilla con encurtidos o la «coca d’oli» son algunas de sus tapas destacadas. Buena carta de vinos. Un clásico de la cocina tradicional en la ciudad.
Local clásico de la ciudad con más de cincuenta años de historia. Situado cerca de la calle de la Paz, dispone de tres plantas y diversos comedores. Ofrece cocina tradicional hecha con mimo y preparada con buen producto de temporada. Destacan sus platos de cuchara, como los garbanzos con oreja de cerdo y las verdinas con perdiz. También, arroz al horno por encargo. Hay que dejarse recomendar, tanto para comer como para beber. Servicio excelente y atento. Solo abre entre semana.
Situado en una pequeña esquina muy cerca de la plaza del Ayuntamiento, es uno de los restaurantes con más solera de la ciudad. El local es amplio, con mesas vestidas y decoración clásica. Se tiene la sensación de estar comiendo en casa. Ofrece cocina tradicional con platos de cuchara que cambian a diario y clásicos como el rabo de toro, las albóndigas o la merluza. Menú de mediodía con buena relación calidad-precio. Servicio cercano. Muy auténtico.
Situado en una barraca típica valenciana, es uno de los restaurantes clásicos de comida tradicional de las afueras de la ciudad. Producto de proximidad en los entrantes, como los calamares de playa a la plancha, el tomate del Perelló o las tortitas de «blanquet». Su fuerte son los arroces, que van desde la paella hasta el meloso de cangrejo. De postre hay que pedir su exquisito flan de naranja. Servicio familiar y muy atento. Muy buena relación calidad-precio. No defrauda.
Local clásico de la ciudad con muchas décadas de historia. Su peculiaridad reside en la decoración marinera del lugar, sus mesas pequeñas con taburetes bajos y el excelente servicio de sus camareros, siempre uniformados y atentos. Ideal para un aperitivo o una comida ligera de picoteo. Han perdurado en el tiempo sus empanadillas y el pepito de ternera. Coctelería de muy buen nivel. Uno de esos sitios para dejarse ver.
Taberna familiar de toda la vida que es toda una referencia en la zona. El interior tiene su gracia: barra, mesas con manteles de cuadros verdes y paredes abarrotadas de cuadros. Cocina vasca sin florituras donde destacan las empanadillas, las croquetas, las albóndigas, los pimientos rellenos y el bacalao. Además, platos de cuchara clásicos a diario. Todo regado con sidra procedente de Euskadi. Servicio rápido, amable y profesional. Para salir con la tripa llena y el corazón contento.
Bar familiar con más de cien años de historia en la zona de Russafa. Cocina abierta todo el día, con servicio de tapas constante y bocadillos, tostadas y baos con ingredientes clásicos. Destacan sus tortillas de patata poco cuajadas con cebolla o trufa. Conocido por sus desayunos, «esmorzarets» y raciones generosas. Hacen menús para grupos. Disponen de una variedad limitada de vinos. Un clásico de la zona.
Por Equipo Club Macarfi