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¿A qué nos referimos con “nuestros básicos”? Son esos lugares, casi
familiares, donde uno se siente como en casa, con personal muy cercano, en los que se suele reservar por teléfono. No son necesariamente sitios caros y donde suele imperar la cocina casera, los buenos platos de cuchara y en general, platos y cocina de toda la vida. Esos lugares que uno tiene en el radar para ir solo, para compartir con amigos o para epatar a algunos porque suelen estar fuera de los recorridos de moda o de las listas top. En Madrid tenemos varios “básicos”, de diferentes estilos. Algunos son locales de barrio y otros son lugares únicos y con mucha personalidad.
Aquí van unos cuantos:
Pequeña bodega familia regentada por la familia Bombín en la que predominan las recetas clásicas asturianas. Tras los fogones, la incombustible Doña Julia, madre y alma mater de la familia. Donde prepara platos de cuchara apetitosos como la fabada, el pote asturiano o el caldo «galego». Imprescindible probar su flan de queso de postre. Todo en raciones muy generosas. La bodega tiene auténticas joyas para perderse. Sin duda acercan la auténtica cocina asturiana a la ciudad.
Singular casa de comidas en el que Ana Barrera, dueña y señora que atiende y recomienda personalmente a cada mesa. Entrada por un bar de barrio poco aparente, con mesas frente a la barra donde comer si dentro está lleno. Una vez dentro la cosa cambia radicalmente. Dentro su comedorcito confortable y cálido con ambientación «cuarto de estar». Excelente cocina casera, de mercado, con muy buen punto. Carta solo cantada por Ana, no la pida. Entre sus especialidades, las patatas revolconas con torreznos, el cabrito lechal o las chuletillas de cabrito.
Taberna clásica con más de cien años de historia. Cocina casera, de producto español y sello personal. Una carta sugerente que cambia cada semana. No hay que perderse los callos, los torreznos, la tortilla de patata y los postres caseros. Luis, el simpático dueño, siempre recomienda bien. Clientela fiel de la zona, lo que hace estar siempre lleno. Lugar muy auténtico y gamberro.
Seis generaciones, que se dice pronto, han pasado por Casa Pedro, uno de los restaurantes más antiguos de Madrid. Inaugurado en 1825 como fonda y casa de comidas. Entre los platos que más demanda tienen están las perdices escabechadas, el conejo al ajillo, el cordero asado, los garbanzos con boletus, el rabo de toro o las mollejas. Cocina castellana de siempre a la que hay que sumar una bodega envidiable.
Una de las casas de comidas más tradicionales Madrid. Pepe Morán es todo un personaje, toma comandas y recomienda a sus comensales. Aquí se sirven solo comidas, carta cantada, informalidad y cercanía campechana con los clientes de toda la vida. También en los fogones: cocina tradicional, de mercado con sólidas especialidades de cocina casera. Y tras la comida, jugar a las cartas, tomar una copa y cantar si se tercia. Un lugar único y especial. Si no existiera, habría que crearlo.
Taberna de toda la vida regentado por Jorge, dueño y cocinero de éste singular restaurante del barrio de Salamanca. Aquí la cocina es de recetas tradicionales de mercado donde el producto es el protagonista. Carta variada con algunos platos como los chipirones encebollados, las «kokotxas» de merluza, el rabo de toro o sus callos, entre los mejores de la capital. Siempre hay que estar atento a las sugerencias del día. Interesante selección de vinos clásicos y nuevos. Local pequeño pero acogedor con mucha solera. Hay que reservar, ya que tiene una clientela muy fiel que siempre llena sus mesas.
Támara Restaurante Lorenzo
Uno de los mejores exponentes de la gastronomía castellana en la capital. Cocina casera muy tradicional, inspirada en el recetario palentino, origen también de los dueños. Destacan los escabeches, difícilmente igualables, y otras especialidades que nunca defraudan, como la menestra palentina, las chuletillas de lechazo, la tortilla de patatas y los callos. Postres caseros muy buenos también. Comedor clásico con ambiente familiar y cercano. Frecuentado por clientes asiduos que lo han convertido ya en un clásico.
Por Equipo Club Macarfi