Pack de AOVE SUPREMO

Allá donde la vista no alcanza, más allá de un mar de olivos, donde dejamos atrás Castilla,  Despeñaperros mediante y antes de adentrarnos en el mundo de los Califatos, se erigen centenarias localidades como Úbeda, Baeza, Linares o Andújar entre otras,  rodeadas todas ellas de monte de cabecera donde venados, jabalíes buitres y demás especies endémicas de Iberia conforman este paisaje, sin que los cientos de miles de olivos sean mera comparsa sino testigos vivos, aunque mudos, de la belleza y singularidad de este mágico entorno. 

Cultivo emblemático y árbol filosofal para muchos pueblos, religiones o civilizaciones es el olivo un árbol que trasciende lo terrenal desde tiempos inmemoriales, siendo el producto que nos ofrece uno de los alimentos más singulares que la humanidad conozca.

Es Jaén, el epicentro del cultivo del olivo a nivel mundial y, si Valdepeñas es el viñedo más grande del mundo, Jaén es la Provincia oléica por antonomasia. No diremos todos, pero si una sustancial parte de los mejores AOVES del Mundo hunden sus raíces en tierra jienense y gran parte de lo que ocurre en sus pueblos y sierras esta estrechamente vinculado al olivo o acebuche.

Alberto Molinero, responsable, junto con su socio Andrés Garcia, de Aceites Supremo es otro entusiasta enamorado de su tierra y sus costumbres; de energía desmedida además de incansable divulgador de las infinitas bondades de su comarca y quien ha seleccionado, entre sus aceites, los elegidos para el Pack AOVE Club Macarfi.

En 2013, ambos dejan sus oficios que nada tenían que ver con el agro, y se embarcaron en este proyecto apostando por la fusión entre la tradición y la tecnología y de procurar establecer relaciones a largo plazo con clientes, proveedores y entusiastas de este producto sin par entre los aceites vegetales. 

Desde luego merece una reflexión el que menos del 5% de los aceites vegetales consumidos en mundo sean aceite de oliva, por no hablar de cómo los italianos han vendido el suyo, que muchas veces es nuestro, como el culmen de este producto sin par y tan apegado a nuestras costumbres y geografía.

Dejando a los lobbies a un lado, no sin antes afear el trabajo del que se ocupa del aceite español, explayarse aquí en todas las bondades de su consumo me parece una labor innecesaria  pero si nos ceñimos a cuestiones organolépticas, pocos elementos, por si mismos y sin necesidad de ser acompañados por otros aunque lo pida a gritos, pueden trascender tanto como un gran aceite de oliva virgen extra.

Supremo está reconocido con más de un centenar de premios en su aún corta andadura y muy solicitado allende de nuestras fronteras, pues ya se ocupó Alberto de poner la pica del aceite de Jaén en países como China, Emiratos además de otros muchos.

Especialmente orgullosos se sienten de haber contribuido decisivamente a la conservación y recuperación de variedades como la Arbosana o el Cornezuelo de Jaén, que estaban en situaciones muy criticas.