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El Club Macarfi ha seleccionado para sus socios dos botes de miel, de un kilo cada uno, siendo uno de ellos de miel de flores y otro de miel de brezo, llegados directamente a su casa a los pocos días de ser recogida.
Miel pura y noble con un proceso de recogida más que tradicional que lo convierte en un producto de altísima calidad y una apuesta segura.
Periodo de entrega: una semana
Gastos de envío incluidos
47,00€ IVA Incl.
Víctor Gonzales, vecino de Pedrosa del Páramo (Burgos), acudía desde bien joven, junto con su tío, a las colmenas que este último poseía en algunos de los paisajes más bellos de esta zona limítrofe entre Burgos, Palencia y Cantabria. Hoy en día, y en perfecta sintonía con su madre, Anunciación Díez, poseen tres colmenares distintos, en los valles de Manzanedo y Villadiego, que se ocupan de cuidar y recolectar. Agricultores de profesión, realizan un gran esfuerzo a diario para sacar adelante este producto totalmente natural y sin ningún tipo de producto añadido.
Las colmenas producen dos tipos distintos de miel, dependiendo de donde están enclavadas las colmenas, pues las flores de las que se nutren las abejas para la concepción de este dulce alimento viene dado por las distintas flores que se encuentran en las inmediaciones. Así, las colmenas que están en lugares más abiertos y cercanos a praderas y llanuras proceden de margaritas, girasoles o zarzas arbustivas, mientras que las emplazadas dentro del monte tienen un color más oscuro y un sabor ligeramente más fuerte, al proceder mayoritariamente de brezo.
La competencia es tremenda y el fraude también. Miel llegada de China por ejemplo de cuestionable nobleza y a menudo sin la pureza deseada provoca el desconcierto en el consumidor y el desconocimiento de cuando el producto es de una calidad alta.
Con la compra de esta miel pura procedente de unos valles tan bonitos como desconocidos para la mayoría, se está ayudando a fijar población en lugares de escasos recursos más allá de aquellos relacionados con la agricultura y la ganadería, además de poner en valor artes y oficios que, sin estar en riesgo de desaparecer, si es cada día más difícil encontrar personas dispuestas a bregar con todo el trabajo que supone el cuidado de las colmenas, todo el año, hasta su recolección en otoño.