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Ante tanta destrucción y sufrimiento en Valencia, uno de los muchos sectores que está siendo un ejemplo de solidaridad con los damnificados, es el colectivo de la Hostelería. Empleados y empleadores han duplicado sus esfuerzos para no solamente mantener abiertos sus negocios, su fuente de ingresos, sino también preparar y repartir las raciones de comida tan necesarias para paliar los efectos de la DANA en todas las poblaciones afectadas.
Por razones evidentes, ninguno de ellos ha promocionado sus restaurantes y productos en redes sociales durante los primeros días de la tragedia. Pero la realidad es que los restaurantes están acusando la falta de reservas.
La sensación general es de tristeza, impotencia y desesperación, aunque ligeramente compensada por la oleada de solidaridad proveniente de toda España (y parte del extranjero). Y en estas circunstancias, es humano pensar que salir a comer o a cenar no es lo adecuado.
Sin embargo, debemos ser conscientes de algo: si los restaurantes no son sostenibles en los próximos meses, aquellos chefs y personal de hostelería que están hoy ayudando de manera desinteresada, comenzarán a sentir una lógica preocupación ante el peligro de perder sus negocios o sus trabajos.
Es totalmente comprensible que haya personas que no tengan el ánimo para salir a comer o cenar. Pero desde Macarfi, en la medida de lo posible, nos gustaría animar a que poco a poco volvamos a los restaurantes, como nuestro sentido homenaje a quienes desde el inicio se han volcado de manera absoluta con esta tragedia. Apoyemos también a quienes no han dudado en hacerlo desde aquel fatídico 29 de octubre.
Por David Blay