Entrevista a Meritxell Juvé
Meritxell Juvé: “Mi terroir personal es todo aquello que me recuerda quien soy, incluso cuando todo cambia”.
Lidera, desde hace justo una década, una de las firmas con más peso del mundo de los espumosos, desde una visión que combina respeto por la tierra, compromiso y una forma de hacer las cosas que desafía las prisas del presente. Su apellido lleva más de cien años ligado a la excelencia vitivinícola, pero ella ha sabido dotarlo de una nueva dimensión, más estratégica, más abierta al mundo y más consciente. En un universo tradicionalmente masculino, su liderazgo ofrece una sensibilidad distinta y necesaria, marcada por la serenidad, la intuición y el pensamiento a largo plazo.
Desde que tomó las riendas de Juvé & Camps en 2015, Meritxell Juvé ha apostado por una forma de liderazgo que conjuga el respeto a las raíces con una mirada decididamente contemporánea. Sabe que el valor de una marca no se mide solo en tradición, sino en su capacidad de adaptarse sin perderse. Su gestión huye de las estridencias y se apoya en la estrategia, la escucha y una conexión profunda con la tierra. Nos acercamos a una mujer que habla de sostenibilidad, legado familiar y el reto de defender la paciencia en una era de inmediatez.
La CEO de Juvé & Camps representa una nueva generación de liderazgo femenino en el mundo del vino, aún con una marcada presencia masculina. Comprometida, reflexiva y audaz, ha hecho de la herencia un motor de transformación. Su mirada combina el respeto por lo esencial con la capacidad de imaginar el futuro con determinación.
¿Qué herencia familiar te ha marcado más: el respeto por la tradición o el impulso de innovar?
Ambas me han acompañado desde siempre, como dos corrientes que se entrelazan sin excluirse. La tradición me recuerda quién soy. La innovación me impulsa a imaginar quién podemos llegar a ser.
¿Qué es lo más difícil de liderar una empresa con un apellido que también es tuyo?
Llevar el apellido en la firma y en el corazón significa honrar una historia que no empieza contigo, pero que debes continuar. Lo más difícil es estar a la altura de esa historia y al mismo tiempo escribir la tuya propia.
Tu trayectoria ha sido meteórica. ¿Cómo has gestionado el vértigo?
Con confianza, pero también con humildad. Escuchando, aprendiendo y dejándome acompañar. El vértigo es inevitable cuando se avanza, pero también es señal de que se está creciendo.
¿Qué te hace sentir más orgullosa al mirar estos años al frente de Juvé & Camps?
Haber mantenido la esencia. Haber sabido crecer sin diluirnos. Seguir siendo nosotros, con más mundo, más mirada y más futuro.
¿Cómo se adapta una casa centenaria a un mercado en constante cambio?
Escuchando. Observando. Siendo flexibles sin dejar de ser fieles. La autenticidad no pasa de moda, pero debe saber hablar el lenguaje de su tiempo.
¿Dónde ves a Juvé & Camps antes de pasar el testigo?
Consolidada entre los grandes del mundo. Como símbolo de excelencia, sostenibilidad y elegancia. Y más cerca que nunca de quienes nos eligen para brindar.
¿Cuál ha sido la decisión más difícil que has tomado como CEO?
Transformar estructuras y dinámicas. Salir de la zona cómoda. Me enseñó que evolucionar no es renunciar a lo que eres, sino tener el coraje de reinventarte sin perderte.
¿Qué parte del negocio te apasiona más?
La estrategia. Pensar a largo plazo. Imaginar el rumbo. Decidir hacia dónde caminamos y por qué.
¿Cómo se defiende un proyecto que trabaja con tiempos largos en una era de inmediatez?
Reivindicando el valor del tiempo. Lo que se espera, se valora. Y lo que madura lento, deja huella.
¿Qué tres palabras definen la esencia de Juvé & Camps hoy?
Respeto. Compromiso. Transparencia.
¿Qué vino representa mejor tu forma de entender la vida?
La Capella, por su calma serena, profundidad y belleza. Aunque, si soy sincera, el Reserva de la Familia me conecta con mis raíces. Es el vino de mi infancia, el más icónico.
¿Qué papel juega lo ecológico en vuestra estrategia?
Es un pilar, no un añadido. Cultivar con respeto, elaborar con conciencia y pensar a largo plazo son decisiones que definen nuestra forma de estar en el mundo.
Si pudieras crear un nuevo producto sin límites, ¿cómo sería?
Un espumoso elegante, vibrante, con alma. De larga crianza, brut nature. Capaz de emocionar sin necesidad de palabras.
¿Qué importancia tiene el enoturismo en vuestro proyecto?
Mucha. Es abrir las puertas y mostrar lo invisible. Permitir que quienes nos visitan entiendan que cada copa tiene detrás una historia, una tierra, una forma de vivir.
¿Cómo imaginas a la próxima generación de mujeres del vino?
Valientes, visibles, libres. Aún falta reconocimiento, pero, sobre todo, dejar atrás etiquetas que limitan.
¿Aporta el liderazgo femenino una sensibilidad distinta al vino?
Sí. Hay otra forma de escuchar, de cuidar, de crear vínculos. No es mejor ni peor, pero sí diferente. Y muy necesaria.
¿Alguna mujer que te haya inspirado en el mundo del vino?
Mi madre, por su fuerza callada. Y mi bisabuela, que fundó una bodega hace más de un siglo. Su valentía sigue siendo pura inspiración.
¿Qué consejo darías a una joven enóloga o emprendedora?
Que no copie modelos. Que confíe en su intuición. Que sepa que la autenticidad siempre encuentra su lugar.
¿Crees que ha llegado el momento de contar el vino desde otro lugar?
Sin duda. Desde la emoción. Desde el paisaje. Desde la escucha. El vino también puede hablar en voz baja y tocar más hondo.
Eres madre. ¿Cómo influye eso en tu forma de liderar?
Me hace más empática y más consciente. Cuidar no es debilidad. Es una forma poderosa de liderar.
¿Qué has aprendido sobre ti misma al conciliar maternidad y dirección?
Que no se puede todo, todo el tiempo. Pero sí se puede vivir cada etapa con presencia. Delegar es un acto de confianza, no de renuncia.
¿Tienes alguna rutina personal que nunca sacrificas?
Respirar hondo al empezar el día. Mirar las viñas, aunque sea de lejos. Recordar por qué hago lo que hago.
¿Qué te gustaría que tus hijos entendieran del negocio familiar?
Que no se trata solo de vino. Se trata de valores, de vínculos, de compromiso con algo que nos trasciende.
¿Qué parte de tu día a día no aparece en la agenda, pero es esencial?
Las conversaciones espontáneas. Esos instantes de conexión auténtica con el equipo, con la tierra, con la historia que vamos escribiendo.
¿Cuál dirías que es tu “terroir” personal?
Mi familia. Mi equipo. Esta tierra. Todo aquello que me recuerda quién soy, incluso cuando todo cambia.
TEXTO: DAVID RUIZ