Entrevista a Inés Basterra – Hoy Comemos Sano
Inés Basterra: “Un simple guiso de garbanzos con calamares ha sido uno de mis grandes éxitos”.
Dejó su trabajo en marketing y convirtió un proyecto personal en una comunidad de más de un millón y medio de seguidores. Hoy, es una de las voces más influyentes de la cocina saludable en redes donde arrasa con su cuenta Hoy Comemos Sano, en Instagram.
Hablamos con ella de cambios de vida, de recetas virales y de tradición, de maternidad, de la presión de las redes y de cómo se construye una carrera desde la intuición, la constancia y el disfrute. También de neveras reales, de placeres confesables y de restaurantes que dejan huella.
Tu historia empieza en una playa de Cádiz. ¿Azar o destino?
Un poco de las dos cosas. En 2017 dejé mi trabajo en marketing, cogí mis cosas y me fui, desde el País Vasco a Cádiz con mis padres, que acababan de jubilarse. Estaba en una playa, una de mis favoritas, y tuve una sensación muy clara de “ahora o nunca”. Sentía que necesitaba parar, cambiar de ritmo, tener luz, calma e inspiración para atreverme a apostar por lo mío de verdad. Y ese lugar me lo daba todo.
Antes de eso, ¿ya sabías que querías dedicarte a la cocina?
Sabía que me apasionaba, aunque no tenía del todo claro que pudiera ser una profesión. Tenía un blog, subía recetas, me movía en redes… y poco a poco me di cuenta de que eso me motivaba mucho más que mi trabajo. Cuando vi que había gente que ya vivía de ello, entendí que yo también podía intentarlo, pero solo si apostaba de verdad.
¿Qué receta marcó el primer gran “click”?
Unos espárragos trigueros con huevos escalfados y jamón ibérico. Era muy sencilla, pero tuvo un éxito enorme. Ahí entendí de verdad que se come por los ojos: el color de la yema, el verde del espárrago, el brillo del jamón… Todo contaba. Esa receta me hizo ver que iba por buen camino.
Si hoy hablaras con la Inés de hace diez años, ¿qué le dirías?
Que disfrute mucho del chute de ilusión, porque es una fuerza brutal, pero que no se asuste cuando lleguen los momentos de duda, de bajón o de cansancio. Todo eso también forma parte del proceso y, al final, las cosas se colocan.
Vienes de familia muy cocinera. ¿Eso pesa?
Muchísimo. Mi abuela paterna era medio francesa y cocinaba increíble. Mi padre es un gran cocinero, muy de producto, muy vasco. Yo empecé a cocinar con mi abuela desde muy pequeña. Para mí la cocina siempre ha sido hogar, refugio y punto de encuentro.
Tu cocina es saludable, pero cero aburrida. ¿Ese es el secreto?
Sí, totalmente. Siempre he querido que la gente entienda que comer sano no es comer triste ni estar a dieta. Se puede ser rápido, rico, creativo y visual. Comer bien tiene que apetecer, no dar pereza.
Desde fuera parece fácil, pero detrás de cada vídeo hay horas.
Muchísimas más de las que se ven. Grabación, edición, locución, limpieza, planificación… Para sacar 30 segundos de vídeo igual has estado casi una hora grabando. Y antes de eso hay un trabajo creativo de pensar la idea, ver si puede funcionar, cómo contarla. Hoy ya se entiende como una profesión, pero ha costado mucho llegar ahí.
¿Qué receta te ha sorprendido más por su éxito?
Un guiso de garbanzos con calamares. Pensé que algo tan tradicional no encajaría en redes, y fue un éxito brutal. Lo he repetido varias veces y siempre funciona. Me encanta porque demuestra que la cocina de siempre sigue teniendo muchísimo tirón.
¿Y una que no funcionó como esperabas?
Unas flores de calabacín al horno con huevo, jamón y queso. Me parecían preciosas, súper vistosas… y no terminaron de gustar. A veces no sabes muy bien por qué, pero Instagram decide.
Últimamente hablas mucho de especias.
Porque me han descubierto un mundo nuevo. Un mismo plato puede transformarse completamente solo cambiando las especias. De repente viajas a Asia, a México o a la India sin moverte de tu cocina. Me parece algo mágico.
Abrimos tu nevera un martes cualquiera. ¿Qué encontramos seguro?
Huevos, siempre. Yo como huevos prácticamente todos los días, igual que mi hija. También queso de cabra, kéfir, yogur… Son mis básicos.
¿Tu plato salvavidas para un día caótico?
Los tarros de verduras. Unas judías verdes con un buen aliño, un poco de queso o jamón, o un salteado rápido con cebolla. Son un recurso infalible cuando no tienes tiempo.
Un restaurante que te haya marcado últimamente.
La Viña de Abelardo, en Bilbao. Producto espectacular, cocina muy honesta. Me quedé con muchísimas ganas de volver. Ahora además tengo antojo de cocina asiática, aunque no suele ser lo mío.
Un placer culpable pero confesable.
Las patatas fritas de bolsa. No las de freír en casa: las de bolsa. Y sí, tengo mi ranking.
El plato que te habría gustado inventar.
La tortilla de patata. Jugosa, bien hecha, la auténtica.
Tienes una comunidad gigantesca. ¿Te pones techo?
No, ahora mismo mi mayor reto es mantenerme. Las redes van a una velocidad brutal y o evolucionas con ellas o te quedas atrás. Ese es mi foco ahora mismo.
¿Te interesa la tele, la radio…?
Comunicar me encanta y la radio, especialmente, me apasiona. Me siento muy cómoda en ese formato.
Un sabor que te lleve directa a la infancia.
La bechamel, sin duda.
Dentro de cinco años, ¿qué te gustaría leer sobre ti?
Que sigo donde estoy ahora. Eso ya sería un logro enorme, porque ahora mismo estoy en un muy buen momento personal y profesional.
Un plato fácil para triunfar en Navidad.
Mi crema de marisco. Es una apuesta segura, la hago todos los años y mucha gente me dice que la repite en casa. Y de postre, mis turrones saludables de chocolate con cereales inflados.
TEXTO: DAVID RUIZ
FOTOS: CEDIDAS